http://www.dailymotion.com/video/xbbroa_la-melanina_school
La piel es un órgano exclusivo e inherente a cada persona. En su
estado normal es firme, flexible, fina, de tacto suave y es el resultado de un
equilibrio entre los procesos de queratinización, descamación, secreción de
sebo... Pero la piel experimenta importantes variaciones ante diversas
circunstancias tales como la edad, la raza, el clima, el sexo, el estado de
salud, etc. Tal vez la característica más importante que diferencia a las
personas en cuanto a su tipo de piel es el color que ya esta presente desde el
nacimiento.
El color de la piel de cada persona está determinado, en gran
parte por su herencia y se debe a la presencia dos tipos de pigmentos: la
melanina de la epidermis y la hemoglobina de los glóbulos rojos que circulan
por los vasos sanguíneos situados en la dermis. La melanina es la responsable
del color moreno de la piel. De ahí las diferencias de color de una raza a
otra.
La melanina (palabra derivada del griego “melas”, negro) es un
pigmento producido exclusivamente por unas células especializadas llamadas
melanocitos. En ellos, mediante un proceso de melanogénesis, se elabora la
melanina a partir del aminoácido tirosina y se producen dos tipos de melanina:
la eumelanina, que es un pigmento negro o marronáceo y la feomelanina, que es
un pigmento rojo-amarillento, propio de las personas pelirrojas. En el interior
de estas células se acumula la melanina en unos pequeños órganos llamados
melanosomas. Las diferencias interpersonales e interraciales del color dependen
del número, disposición y tamaño de los melanosomas dentro de los melanocitos;
todo ello está programado genéticamente, es decir, viene determinado por
nuestra herencia. Pero la cantidad de melanina que se forma en la piel depende
en gran medida del sol. La melanina es un filtro que difracta la radiación
solar, es decir, la refleja hacia fuera impidiendo que penetre en el cuerpo.
Por tanto, la melanina, sirve principalmente para proteger a la misma piel de
los rayos solares. El hecho de que la piel se broncee como consecuencia de los
rayos solares constituye una reacción defensiva de la piel y evita que se queme
y se dañen los núcleos celulares.
La capacidad de fabricación de la melanina, y por tanto, el grado
de defensa de la piel, sirve a los dermatólogos para diferenciar los tipos de
piel según su grado de tolerancia a los rayos del sol (fototipos). Hay seis
fototipos, desde albinos (fototipo I, con piel totalmente blanca muy sensible a
la radiación solar) hasta negros (fototipo VI, con piel que no se quema nunca por
los rayos del sol).
Además de por el sol, la formación de melanina está estimulada por
factores hormonales como la hormona activadora de la melanina (MSH) o los
estrógenos (hormonas sexuales femeninas). Por ello durante el embarazo las
mujeres se ponen más morenas, y también es más fácil que aparezcan manchas
oscuras en la piel.
El otro pigmento que contribuye a colorear la piel es la
hemoglobina, que se halla en los glóbulos rojos de la sangre. El color rojo de
la piel se ve mejor en las zonas del cuerpo en las que la capa córnea es más
delgada o no existe, como por ejemplo en las mucosas. Si los vasos se dilatan,
llega más sangre a la piel y ésta adquiere un tono rojizo; por el contrario, la
contracción de los vasos sanguíneos produce palidez.
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